Una preocupante caída de la inversión


Una preocupante caída de la inversión

Una preocupante caída de la inversión

Martín Redrado – Director de Fundación Capital

En un año marcado por la reestructuración de la deuda, la inversión se volverá a contraer, señalando una baja del 7,6% i.a. y acumulando un descenso del 27,3% respecto al año 2017. Así, su participación sobre el producto quedará sólo por encima a la registrada durante la crisis del 2002 (15,8% en 2020 vs. 11,3% en 2002). Esto es preocupante si se tiene en cuenta que se aleja cada vez más del 25%, porcentaje que se estima necesario en países en desarrollo para crecer sostenidamente a una tasa en torno al 5% anual.

En detalle, la inversión en equipo durable importado se viene contrayendo a una tasa anual de dos dígitos desde el segundo trimestre del 2018. De este modo, el año pasado habría cerrado con una merma del 25,5% i.a., restándole nueve puntos a la inversión. Para este periodo, estimamos que el equipo durable importado vuelva a retroceder, aunque a una menor tasa (-7,2% i.a.). Una dinámica similar se evidencia en el equipo durable nacional, el cual viene contrayéndose a tasas de dos dígitos (-25,5% estimado 2019), en el que las bajas más fuertes también se verificaron en material de transporte. De este modo, en 2019 el mismo le habría restado 5,4 puntos a la inversión y para este año estimamos una baja anual del 14%.

Por su parte, la construcción también viene contrayéndose hace un año y medio, aunque a menores tasas que los otros componentes de la inversión. Uno de los factores que ha venido debilitando la dinámica del sector fue la menor obra pública, frente a la necesidad de reducir el déficit fiscal, en el que uno de los principales focos de ajuste fue en la partida de los gastos de capital. De este modo, el año pasado ha sido el único de elecciones presidenciales en el que se verificó una retracción de la construcción (-7,9% i.a.). Así, la construcción le habría restado 2,7 puntos a la evolución de la inversión. Para este año, estimamos que la misma desacelerará su ritmo de caída (-5,6% anual), con una suba hacia el cuarto trimestre, de cerrarse el frente externo.

Así, en 2019 la inversión se habría contraído un 16,7% i.a., restándole casi tres puntos y medio a la actividad e implicando la menor participación respecto al PBI en quince años (16% estimado 2019). Desde Fundación Capital prevemos una nueva caída de la inversión este año (-7,6% i.a.), aunque con un descenso menor en el segundo semestre (-4,5% i.a. estimado IIS-2020), de resultar exitosa la reestructuración de la deuda. En efecto, la evolución de la inversión dependerá de varios factores entre los que se destacan: la negociación con los acreedores, la evolución de la industria y su capacidad instalada, el mercado de crédito, la obra pública y el congelamiento del precio de los combustibles.

En este sentido, una renegociación que se prolongue más en el tiempo podrá derivar en un escenario más negativo para la inversión, que no permita sembrar las bases para un rebote en los últimos meses del año. En nuestro escenario base, que contempla una renegociación exitosa, prevemos una caída del producto del 1,2% i.a., con una menor baja hacia la segunda mitad del año (-0,9% i.a.). No obstante, aún persiste un elevado grado de incertidumbre. La efectiva materialización de un acuerdo de precios y salarios, una desaceleración de la inflación y que no se amplíe la brecha cambiaria podrían generar un panorama más certero hacia delante.

Por otra parte, tras más de un año y medio en declive, prevemos que este año la producción industrial continúe con una dinámica heterogénea, permaneciendo constante en términos agregados, con una expansión en torno al 0,7% i.a. para la segunda mitad. No obstante, esta moderada mejora no implicará una consecuente suba en la inversión. Esto responde principalmente a la baja utilización de la capacidad instalada que se encuentra en promedio en un 59,4%. En efecto, el bajo uso de los recursos disponibles permite una rápida respuesta de la industria frente a un incremento en la demanda, sin la necesidad de nuevas inversiones.

Además, si bien el Banco Central impulsará líneas de crédito blandas para la inversión y la baja en las tasas de referencia, no necesariamente esto se traducirá en una mayor oferta crediticia. Incluso, en el marco de un escaso espacio fiscal, prevemos que los gastos de capital, relacionados con la obra pública continúen registrando retrocesos. En este sentido, los datos fiscales del mes de enero dan cuenta de una contracción del 35,2% i.a. de los gastos de capital.

Por último, la industria petrolera es un sector inversor relevante. El congelamiento en el precio a los combustibles y la incertidumbre respecto a las medidas que se puedan tomar hacia delante, implican un freno a las posibles inversiones en el sector.

En definitiva, son varios los factores que habrá que monitorear para analizar la trayectoria de la inversión durante este año. De cualquier modo, la misma volverá a contraerse, aunque a menores tasas que las registradas el año pasado. Así, la nueva baja de la inversión, tanto en términos anuales (-7,6% respecto a 2019 y -27,3% respecto a 2017) como en relación al PBI es preocupante, ya que es uno de los ejes centrales para lograr un crecimiento sostenido en el tiempo. Habrá que esperar la renegociación de la deuda para que el gobierno encare un programa que revierta esta tendencia.

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