NUTRICIÓN: NUESTRAS DIETAS MÁGICAS, EL PELIGRO DEL VERANO

Empieza el calorcito y las preocupaciones por el cuerpo se hacen más frecuentes, ya que la ropa más liviana nos pone al descubierto. Entonces aparece la idea estacional de querer bajar de peso de forma rápida, queriendo hacer en tres meses todo lo que no se hizo durante el año.

“Matarse de hambre” y dejar los placeres de lado, para disminuir rápidamente muchos kilos suena bien y más aún, si después del verano se podrá volver a los hábitos normales, que hará que los kilos vuelvan también.

Así sucede cada año…empezar la dieta y dejarla, adelgazar y engordar, sentirse exitoso por haberlo logrado y luego fracasado por no haberlo mantenido. Y el tema está aquí, ya que nadie se puso a pensar que quizás no puede aguantar esa dieta que empezó no por un problema suyo, sino porque era imposible de sostener y nadie podría hacerlo excepto que esté enfermo.

Pero cómo cuestionarla, si a uno lo ha hecho perder tantos kilos, mejor es hacerse cargo de la culpa y retomarla el año próximo, siguiendo con el proceso que nunca acaba. Y lo peor de esto es que el cuerpo lleva todo registrado y los períodos de carencia y exceso que se van sucediendo, repercuten muy negativamente en la salud. Alteran, entre otras cosas, los mecanismos de gasto de energía, que producen el efecto rebote y hacen que cada vez sea más difícil poder bajar de peso.

APRENDER A CUIDARSE

Es necesario estar alertas y desconfiar de aquellas dietas que propongan bajar de peso rápidamente a expensas de prohibiciones y sacrificios, porque lo único que se perderá es el tiempo, ya que los kilos se recuperarán y el daño producido jugará en contra después.

Si bien siguen apareciendo por todos lados este tipo de dietas, la ciencia las tiene bien identificadas desde hace tiempo.

La American Heart Asociation las denominó “Dietas Mágicas” y ya en el año 1988 había definido una serie de determinantes comunes para poder reconocerlas.

LOS PELIGROS DE ESTAS DIETAS:

Para éstos una Dieta Mágica es aquella que entre otras cosas:

• Eliminan uno o más grupos de alimentos:
por ejemplo, las harinas.

• Alertan sobre alimentos peligrosos o malos:
por ejemplo, la papa es mala.

• Contienen menús rígidos:
Lunes: pollo con ensalada de tomate,
cebolla y berenjena.

• O combinaciones rígidas de alimentos:
por ejemplo, no mezclar pastas con carne.
Además de que provocan un rápido descenso de peso y no alertan sobre riesgos para la salud.

LO QUE HAY QUE TENER EN CUENTA

Ahora bien, podemos deducir entonces que un plan de alimentación “no mágico” debe ser todo lo contrario: adecuado a cada persona, dependiendo del sexo, la edad, el peso, la actividad física, el trabajo, etc., con cantidades lógicas y mucha variedad, incluyendo también los alimentos preferidos cada día y teniendo en cuenta que no existen alimentos buenos o malos, lo que si existen son malas combinaciones o malas porciones.

Lo ideal para prevenir estas cuestiones es solicitar ayuda especializada de nutricionistas que acompañen el proceso de adelgazamiento con un enfoque de psiconutrición, trabajando la parte emocional junto a la educación alimentaria, incluyendo todos los grupos de alimentos sin restringir ninguno, trabajando una porción y combinación adecuada a cada persona.

Los servicios de viandas ayudan a la persona a ir generando la idea de porciones, evitando así los excesos.

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